martes, 23 de septiembre de 2008

Cómo viven los divorciados su vida dentro de la Iglesia


Entrevista con la fundadora de la Familia Soledad Myriam, Danielle Bourgeois

El sábado, el arzobispo Emérito Estanislao Karlic presidió la ceremonia en la que se recordaron los 10 años de llegada a Paraná de la entidad.Familia Soledad Myriam busca acoger a los vueltos a casar para que retomen la fidelidad a los preceptos cristianos.

Luego de los dos trieños de actividad ad experimentum, el arzobispo de Paraná, Mario Maulión, acaba de reconocer oficialmente a la Asociación Privada de Fieles Familia Soledad Myriam para desarrollar sus actividades pastorales en la diócesis. Y ubicó como responsable al padre José María Gauthier, de la congregación Siervos de Jesús y de María.

El sábado último, durante una celebración que tuvo lugar en el Templo Nuestra Señora de Lourdes, el arzobispo emérito de Paraná, Estanislao Karlic, encabezó los festejos por los diez años de actividad en la ciudad de la Familia Soledad Myriam, de la que tomó parte su fundadora, la canadiense Danielle Bourgeois.

Soledad Myriam es una asociación dentro de la Iglesia Católica que nació en Canadá, en 1981, dedicada al acompañamiento de los divorciados dentro de la Iglesia, particularmente de los que se han vuelto a casar, y pretenden mantenerse fieles a los cánones de la fe católica.
Ese sueño

—¿Cómo surge la Familia Soledad Myriam?

—La historia es un poco larga de contar. Yo soy divorciada, y un día mi director espiritual me pidió testimoniar en su parroquia. Lo hice, y desde ese momento distintas personas comenzaron a llamarme. Eran jóvenes mujeres cuyos esposos habían partido con otras mujeres, y que permanecían solas con hijos chicos. Encontré en esas mujeres mucho sufrimiento. Lloraban en el teléfono, y yo rezaba con ellas, las consolaba, pero por un tiempo corto. Un día le pedi al Señor que hiciera algo por ellas, porque yo no podía. No era más que una mujer. Pero Dios me pidió que hiciera algo. Esa noche me fui a acostar, y durante la noche tuve un sueño. En el sueño, veía a esas mujeres como heridas, y escuché una voz muy dulce. Esa voz me decía: Mira cómo están heridas. Son mis ovejas y las amo. Apúrate, reúnelas en tu casa, porque los lobos las están devorando. Reúnelas, yo las sanaré. Arrancaré de sus corazones la tristeza, y les daré nuevamente la alegría. Tu harás de ellas consagradas, no divorciadas, porque yo las quiero para mi reino. Tu casa se llamará Soledad Myriam.

—¿Qué hizo entonces?

—Fui a ver a mi director espiritual para discernir este sueño con él. Y me animó a reunir a las personas, para rezar con ellas. Y en el primer encuentro, ya había doce mujeres. Y yo solamente rezaba con ellas. De a poco, el Señor sanaba sus corazones. Después vinieron hombres, también divorciados, y esto no terminaba de agrandarse, y crecía.

—¿En qué año ocurrió lo del sueño?

—Fue en 1981.

Esposos, hermanos

—¿Por qué nace Soledad Myriam?

—Es un gran error decir que los divorciados no son acogidos en la Iglesia. Son acogidos, según su situación. Yo soy divorciada vuelta a casar, desde hace 45 años. En 1978, el Señor me hizo comprender que yo tenía un marido en algún lado, y nos dio la gracia a mi compañero y a mí, de poner en práctica lo que la Iglesia nos propone para nuestra salvación. Es decir, transformar nuestra vida de pareja, en una vida de amistad, de hermano y hermana, pero nosotros fundamos una familia y tenemos hijos.

—¿Y cómo es la vida que llevan?

—La Iglesia no nos pide que quebremos esta familia, que provoquemos heridas a los hijos. Pero cuando estamos casados sacramentalmente, Dios nos puede dar la gracia de volver a la fidelidad, a ese compromiso que es sagrado, y desde hace 30 años Maurice y yo vivimos como hermano y hermana. Se dice hermano y hermana, porque hay que poner palabras a la situación. Pero para nosotros los divorciados vueltos a casar, es otra cosa que hermano y hermana, porque tenemos una vida marital, hay un amor diferente que el de hermanos, pero que debe vivirse en la pureza. Yo llamo a esto un amor de salvación, porque cada uno debe ayudar al otro en su plan de salvación. Lo que pasa es que cuando somos divorciados vueltos a casar, quisiéramos que la Iglesia cambiara sus leyes. Pero cuando estamos tocados por Dios, leemos su palabra y la comprendemos, después de muchos combates llegamos a comprender que no es la palabra de la Iglesia, sino la palabra de Cristo. Y que la Iglesia no tiene el poder de cambiar lo que Jesús dijo.

Mujeres al frente.

Para ser parte de la vida ordinaria de la Iglesia, a los divorciados se pide vivir su fe con fidelidad a los mandatos de Dios, lo que significa una vida marital, en caso de los vueltos a casar, de pureza. Por eso, a las mujeres ya no se les dice divorciadas, sino consagradas. «El casamiento es indisoluble, por eso hacen el compromiso de fidelidad al matrimonio. Básicamente son mujeres la mayoría de los que forman la Familia Soledad Myriam. Diría que dos tercios de los miembros son mujeres», aclara la fundadora.

De Canadá a Paraná

—¿Cómo fue la llegada a Paraná?

—Un sacerdote, el padre José María Gauthier, fue quien trae la Familia a Paraná. El vivía en Francia, y vino a nuestra casa de visita. Como el también es canadiense, durante una visita a su familia en Montreal, pasó por nuestra comunidad. Y vivió algunos días con nosotros, en el momento que había un retiro. Estuvo muy conmovido por lo que vivíamos. Y al regresar a Francia, comenzó a trabajar tal como lo hacíamos nosotros con los divorciados. Y decidió reunirlas para hacer lo mismo que en Canadá. Después de algunos años, fue destinado a Paraná por sus superiores. E hizo lo mismo, reunió a mujeres que iban a confesarse con él. Y es así como el grupo comenzó a funcionar.Hace tres años vine a Paraná por primera vez, y quedé muy sorprendida al ver que todo transcurría de la misma forma que en Canadá.

—¿Qué tanto creció?

—De a poco, esta Familia creció gracias al Espíritu Santo. En distintas diócesis nos convocan para que demos testimonios de nuestra experiencia. Ya tenemos miembros en 21 diócesis, y en muchos países. Pero nosotros no hacemos nunca publicidad, nosotros vamos adonde nos piden, y acogemos a las personas que llegan enviadas por otras personas, y todas son acogidas.
Fuente y Foto: "El Diario" en Internet- Paraná - Entre Ríos - Argentina

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